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¿Compras compulsivas? | ¿Qué estoy supliendo?


Estamos en plena época navideña y con ella llegan muchos gastos para regalos, posadas, ropa para estos eventos, la cena de navidad, etc.

Hoy quiero hablar sobre las compras compulsivas, esas que hacemos casi sin pensar para las que usamos dinero extra que recibimos, las que cargamos a la tarjeta de crédito con el lema “ya mañana Dios dirá”, esas que nos dejan sin dinero aún faltando 12 días para la quincena o las que pagamos por más de dos años.

Es importante recalcar que en ésta época algunas personas reciben aguinaldo, lo que puede ocasionar que haya más ganas o soltura a la hora de gastar.

Algunas veces estas compras son cosas que probablemente no necesitábamos o con precios altísimos (qué nos hacen creer que tienen un súper descuento) y que al final del mes reflejan un estado de cuenta nada satisfactorio. Ojo no estoy en contra de los meses sin intereses, pero no es lo mismo comprar un refrigerador o boiler a meses porque no se tenía contemplado el gasto y realmente se necesita, a comprar ropa que pagaré dos años y ni si quiera sé si la prenda sobreviva ese tiempo.

Por compra compulsiva me refiero a esa necesidad de comprar todo absolutamente todo lo que veo, lo que está de moda, lo que acaba de salir o lo más caro y a no poder controlarme a la hora de gastar.

Cuando una persona compra de manera compulsiva puede llegar a tener serios problemas financieros y legales por quedarse sin dinero para otros gastos necesarios, por solicitar demasiados créditos o préstamos o incluso por llegar a robar para poder solventar esos gastos.

Pero si analizamos con detenimiento esta compulsión puede intentar suplir alguna carencia afectiva o llenar algún vacío emocional.

El desear o anhelar comprar ese artículo, primero mantiene a la persona ocupada pues esa necesidad de tenerlo rondará por su cabeza durante todo el día y pasará la mayor parte del tiempo investigando cómo y en donde comprarlo. Después al conseguirlo experimentará felicidad, sentirá realización, alegría, satisfacción, consuelo, poder, curiosidad por abrir y manipular el objeto, sensación de tranquilidad por tenerlo en sus manos y a veces, no siempre, la necesidad de compartir con su gente será muy grande para así obtener una atención o admiración momentánea.

Pero ¿Qué sucede después haber comprado cuando existe una compulsión? Esos sentimientos se desvanecen rápidamente porque se ven suplantados por la culpa o la apatía.

Culpa por haber gastado tanto o todo el dinero o por tener una deuda mayor y apatía o incluso depresión porque los sentimientos de logro, de gozo, de alegría se han ido y ahí justo ahí para eliminar ese sentir, se busca un nuevo objetivo o se sale a comprar más cosas para volver a sentir ese pequeño placer.

Todos merecemos un gusto y comprarnos algo que queramos, pero debemos de analizar primero las condiciones económicas y si detectamos que padecemos de esta compulsión por comprar, es importante acudir a terapia para trabajar en ello.

En estas fiestas cuidemos nuestro bolsillo y nuestra salud mental.

Gaby

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