Hace algunos años la palabra éxito me generaba cierta molestia al sentir que era un deseo muy impersonal o muy ambicioso. Una palabra tan corta podía despertar un maremoto de emociones negativas, me hervía la sangre porque lo que deseaba no era escuchar algo tan general como ¡éxito!, lo que deseaba escuchar eran cosas como: "Eres capaz de eso, estoy seguro que eso te hará sentir bien, mereces esa oportunidad, me siento orgulloso de ti, te quiero o ¿te hace feliz?".
Poco a poco por diversas experiencias me di cuenta cuando me lo decían lo interpretaba distinto dependiendo de quien viniera, ya que algunas veces lo sentía como un deseo de buena vibra hacia mis proyectos y en otras como un comentario vacío carente de sentimientos. Esa palabra me hacía sentir que no existía absolutamente nada más de decirme o desearme y me recordaba películas o libros en los que el o la protagonista decidía elegir el camino de la ambición y del reconocimiento creyendo que de esa forma lo tendría todo y sí, económicamente sí pero en el interior no ¿Ya pensaste en alguna? Yo sí.
Fue entonces que me di cuenta que yo relacionaba la palabra éxito al dinero, al poder y sentía que para obtenerlo, la fórmula mágica era dejar gente en el camino o hacer a un lado a la familia.
Debo confesar que en algún momento desee con todas mis fuerzas ser exitosa y ser vista ante los ojos de los demás como Gaby la exitosa de la vida perfecta... ¿Lo logré? ¡Por supuesto que no! porque no soy perfecta y porque al querer aparentar (de forma inconsciente creo) esa vida maravillosa, me desgasté, me perdí, olvidé quien soy y las cosas esenciales de la vida.
He visto o a mucha gente elegir el éxito sobre la felicidad como si estuvieran peleados los dos términos y la mayoría de las veces ha sido porque el dinero o el estatus están de por medio, son dos ingredientes que endulzan la vista o el trayecto y por eso a algunos los lleva a renunciar a sueños o incluso a personas.
Así que después de todo esto creé mi propia definición y hoy el éxito para mi es cuando la persona es feliz con lo que piensa, hace, cuando disfruta su trabajo, la vida que tiene, cuando todo a su alrededor le llena, cuando está cómodo con las personas que le rodean y cuando predomina un sentimiento de paz, creo que es cuando se alcanza el grado más alto de plenitud, ese en el que se comprende que la vida está llena de altas y bajas y que los momentos malos o turbios no dañan, más bien enseñan... pero esa es mi definición, tu podrás tener la tuya y ¿Sabes qué? las dos están bien porque ¿Quién lo define o quién sabe como se siente realmente el otro? La felicidad no es una receta que todos tengamos que seguir al pie de la letra, mediante una serie de vivencias, cada quien experimenta, adereza, quita o agrega ingredientes, condimenta y moldea a su gusto.
Hoy la palabra "ÉXITO" hace que aparezca una sonrisa en mis labios porque sé que la gente que de verdad te valora, deseará que alcances tus sueños, que te vaya bien y también porque comprendo que no todos tenemos las mismas habilidades verbales ni mucho menos la capacidad o disposición de abrir el corazón de par en par para decir una serie de palabras de aliento.
Y sí, hoy que estoy tan reflexiva a ti que me lees quiero decirte que deseo de todo corazón que encuentres la semilla que necesitas para terminar de florecer, que encuentres el letrero en el camino que te guíe a tus sueños pero que te indique como volver a ti y a los tuyos, que cuando estés en la cima allá en lo más alto tus pies se mantengan firmes sobre la tierra para que no te sientas superior a los demás, que cuando estés en calma en la soledad de tu hogar puedas reflexionar sobre hasta donde has llegado con una sonrisa reconfortante y victoriosa, que lo hagas saboreando cada logro, cada instante y que cuando voltees para atrás no duela, porque el arrepentimiento, la tristeza, la inferioridad, las apariencias ya se han ido, que sientas que volver atrás es un recordatorio del camino recorrido, de los aprendizajes adquiridos que conforman todo eso de lo que hoy estás hech@.
Gabriela