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Foto del escritorGabriela Herrera

mamás & burnout

Actualizado: 17 nov 2020




¿Qué es el síndrome de burnout?

En 1974 el psiquiatra Freudemberg lo describió como: pérdida de energía hasta llegar al agotamiento con síntomas como ansiedad, depresión, desmotivación por el trabajo y agresividad hacia compañeros.

Cristina Maslach Psicóloga social lo describe como: síndrome de agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal, que puede ocurrir entre individuos que trabajan con personas.

Otros síntomas que se presentan aparte del agotamiento físico o mental, son: cambios de humor, llanto, ira, ansiedad, insomnio, disminución en la autoestima etc. En un inicio puede sentirse solo una ligera apatía por las actividades en el día a día, pero conforme avanza puede llegar a desencadenar una profunda depresión.

¿Por qué afecta a las mamás?

Este término si lo buscas en internet, notarás que en un inicio se relacionaba al ambiente laboral, pero últimamente se ha relacionado a nosotras las mamás.

El burnout o desgaste emocional se presenta en mamás porque pareciera que la maternidad nos absorbe y dejamos de lado nuestra individualidad. Tenemos tantas cosas que hacer en un día como: llevar y traer a los hijos, arreglarlos, preparar alimentos, limpiar, lavar, salir a trabajar o hacerlo desde casa, acudir a citas laborales o con pediatras, clases extracurriculares de los hijos, fiestas infantiles, revisar las tareas o estudiar, preparar uniformes y dejar todo listo para el día siguiente. Y que te digo de los fines de semana, yo que siempre fui muy sociable de joven y nunca me faltaba que hacer, ahora con hijos mi agenda está saturada y no precisamente por salidas con mis amigas.

Y la par de esto, mientras hacemos una cosa, estamos haciendo otras dos o tres, lo cual poco a poco satura la mente y comienza a crecer esta flama que se convertirá en burnout.

¿Qué puedo hacer si presiento que lo padezco?

Dedica tiempo exclusivo para ti. Es importante, SUMAMENTE IMPORTANTE, dedicarte un tiempo para ti todos los días. A veces tenemos la solución a nuestro alcance y necesitamos que alguien nos lo recuerde (como me pasó a mi), que me hizo darme cuenta que durante mis días no estaba destinando unos minutos a algo para mi. Ahora estoy tratando todos los días de destinar aunque sea 15 minutos a algo que yo quiera hacer. A veces leo, veo videos, platico con amigas, veo una película o un capítulo de una serie, pero me repito constantemente: Este es tiempo para mi.

Abrázate y quiérete. Siempre corremos porque tenemos prisa y a veces maquillarnos o secarnos el cabello lo hacemos lo más rápido posible porque hay muchas otras cosas que hacer, pero puedes dedicarte pensamientos lindos mientras colocas la crema hidratante en tu cara y cuerpo, hacerlo despacio con cariño, cepillarte el cabello frente al espejo mientras te dices lo orgullosa que te sientes de ti y de todo lo que logras en el día a día.

Pide ayuda. Si ya te sientes saturada y sientes que ya no puedes más es porque de verdad ya no puedes más. Pide ayuda a tu pareja, mamá, a tu suegra, a una amiga o a alguien para que te apoye en encontrar ese tiempo para ti o simplemente para que todas las tareas no recaigan en ti.

Expresa como te sientes. Hablarlo y decir como nos sentimos nos ayuda a liberar la carga que llevamos y a que la otra persona comprenda el porqué de nuestros cambios de humor, irritación o aletargamiento. Si crees que son muy pocos los momentos que te sientes bien o animada, entonces te recomiendo hablarlo con un terapeuta.

Aprende a decir NO. Si ya tienes la agenda muy llena, no te satures y di no. A todas nos duele que nuestros hijos se pierdan la fiesta de su compañerito, pero detrás de esa fiesta hay una serie de situaciones que debes de hacer o dejar de hacer para asistir, así que decir no te ayudará a enfocarte y priorizar.

Relájate. Si ya estás arriba del barco conmigo y piensas que es cierto que necesitas dedicar tiempo a alguna actividad tuya, también necesitas algo que te relaje y te desconecte. Puedes buscar algún tipo de ejercicio físico, ir a que te den un masaje, ir sola a algún lugar alejado de la civilización, meditar, utilizar aromaterapia, hacer yoga. Busca algo que te haga sentir bien y que te repito que te desconecte de la rutina semanal.

Sal con tus amigas. Es una de las mejores terapias salir con las amigas, pero busca las que te escuchan pero que también te ayudan a reírte de la vida y a fluir, esas son las que necesitas en este momento a tu lado, las que te hagan reír hasta que te duela el estómago y si lloras te abracen y te digan que todo estará bien.

Elimina la perfección y da paso a la espontaneidad. Muchas veces nos sentirnos irritables porque nosotras nos pusimos expectativas muy altas desde un inicio. Seamos realistas en lo que podemos y no podemos hacer, es imposible ser una madre perfecta porque siempre encontraremos algo que pudimos haber hecho mejor, sin embargo al ser espontáneas podremos dedicar 5 minutos a saltar con nuestros hijos en el charco bajo la lluvia o a cantar en el carro con ellos mientras nos estacionamos en casa. No seremos perfectas porque existe la posibilidad de que se resfríen por mojarse o que debamos apresurarnos más en todo lo que tenemos que hacer después de cantar, pero te aseguro que nos divertiremos. Haz un listado de todo lo que le exigirías a una madre perfecta y después analízalo y dime si es posible cumplirlo cada día. Muy bien ahora baja tus expectativas, eres mamá y lo estás haciendo bien.

Da gracias. La gratitud es un hábito muy lindo que nos ayuda a enfocarnos en lo bueno. Trata de dar gracias todos los días por 3 cosas que te hayan sucedido en el día, como poder ver un arcoíris, encontrarte a esa persona, la noticia que recibiste, el billete que encontraste en tus jeans. Trata de que sean cosas muy puntuales para que puedas enfocarte realmente, porque si no podrás caer en la trampa de agradecer todos los días por las mismas cosas como: la familia, el trabajo, los amigos etc. Claro que debemos de dar gracias por eso, pero eso ya lo sabemos y aún así hay días que el pensamiento de "tengo todo para ser feliz y ¿por qué no lo soy? pasa por nuestra mente, por eso te invito a agradecer por pequeños detalles y poco a poco irás descubriendo que en tus días predomina lo bueno, solo que se nos olvida sacar la lupa.

Y lo más importante, ¡no estás sola! y lo estás haciendo bien, día con día tratas de sonreír y de demostrar que puedes contra todo y si hoy no se puede sonreír, a lo mejor mañana si.

Baja tus expectativas de mamá y de mujer, esas que tú te has puesto, sitúate en el hoy, sé razonable y piensa que si y que no puedes hacer y recuerda, necesitas tiempo para ti... Si TÚ estás bien, tus hijos estarán bien.

Gracias por leerme

Gabriela

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